Células cancerígenas
La célula es el elemento más simple, dotado de vida propia,
que forma los tejidos organizados. El cuerpo humano está compuesto por muchos y
múltiples tipos de células. Aunque todas tienen la misma información genética,
ésta se especializa para cumplir con las distintas funciones del organismo y da
lugar a células de diferentes tamaños y formas que se agrupan para formar los
diversos tejidos y órganos del cuerpo humano.
Está compuesta por una masa rodeada de protoplasma que
contiene un núcleo. Una pared celular rodea la célula y la separa de su
ambiente. Dentro del núcleo está el ADN, que contiene la información que
programa la vida celular.
El hombre está compuesto de millones de células.
En condiciones normales la célula se divide y al hacerlo sus
estructuras se dividen también en otras exactamente iguales a las anteriores,
con los mismos componentes y funciones que la originaria. Pero, en ocasiones,
por una alteración de los genes responsables del crecimiento celular, las
células se dividen más rápidamente y se acumulan en exceso. Este acumulo
excesivo de células forma un bulto o tumor dentro del órgano, si es benigno, su
extirpación evita que se reproduzcan y rar vez ponen en peligro la vida de la
persona..
Las células normales crecen a un ritmo limitado y permanecen
dentro de sus zonas correspondientes. Las células musculares se forman y crecen
en los músculos y no en los huesos; las de los riñones no crecen en los
pulmones, etc. Mientras que las células malignas crecen desordenadamente y no
respetan los límites de convivencia con las células benignas.
Estas funciones y este ritmo de crecimiento viene
determinado por el ADN. Algunas células tienen menos tiempo de vida que otras,
como por ejemplo las células del intestino que tienen un período de vida de dos
semanas, mientras que los hematíes viven durante unos tres meses.
Otras células van a vivir el tiempo que viva la persona y
sólo se dividen para sustituirse a sí mismas, éste sería el caso de las células
óseas que actúan cuando hay que reparar una fractura.
La vida de cada grupo de células es distinta y funcionará
según se lo dicte su ADN que es distinto para cada tipo de célula. Cada célula
está bien diferenciada.
La sangre aporta el oxígeno y los nutrientes necesarios para
la vida celular y recoge los productos de deshecho producidos por las células y
los transporta a los órganos de filtrado y limpieza (riñones, hígado,
pulmones).
La linfa es un líquido incoloro que se compone, en su gran
mayoría, por linfocitos, un tipo de glóbulos blancos, y que recorre todo el
organismo a través de vasos linfáticos.
El sistema inmunológico se encarga de la defensa del cuerpo
a través de los leucocitos que buscan y destruyen a las bacterias y virus. Los
leucocitos viajan por la sangre y por la linfa y se acumulan en aquellos
lugares donde hay infección para rodear y matar a las bacterias o virus y, más
tarde, emigran por medio de los vasos linfáticos a los ganglios linfáticos.
Los ganglios linfáticos son como racimos de uvas situados en
distintas partes del organismo. Cada ganglio recibe los linfocitos y es en
ellos donde se filtran y destruyen las bacterias, los desechos y los propios
linfocitos desgastados.
Cuando se produce alguna infección, los ganglios linfáticos
se pueden inflamar. Si la infección se produce en un diente, se inflamarán los
del cuello. Si la infección es en una mano, estarán aumentados los de la axila
correspondiente. Los ganglios también pueden estar inflamados cuando hay un
tumor.
La célula normal pasa a convertirse en una célula cancerosa
debido a un cambio o mutación en el ADN. A veces esas células, cuya carga
genética ha cambiado, mueren o son eliminadas en los ganglios linfáticos. Pero,
otras veces, siguen con vida y se reproducen.
Las células cancerosas tienen un aspecto diferente, bien
porque su forma ha cambiado o porque contengan núcleos más grandes o más
pequeños. Estas células son incapaces de realizar las funciones que
corresponden a las células pertenecientes a ese tejido.
Generalmente se multiplican muy rápidamente, porque les
falta un mecanismo de control del crecimiento. Con frecuencia, son inmaduras
debido a que se multiplican de una forma muy rápida y no tienen tiempo
suficiente para crecer plenamente antes de dividirse. Al formarse un gran
número de células cancerosas, se amontonan, presionan o bloquean a otros
órganos y les impiden realizar su trabajo.
Como no se limitan al espacio originario donde se forman, y
se extienden a otras zonas, se dicen que son invasivas.
Tienden a emigrar a otros lugares, a través de la sangre o
de la linfa. Las células que se encargan de la defensa del organismo suelen
destruirlas, así separadas, pero si sobreviven pueden producir un nuevo
crecimiento en un lugar diferente, metástasis, y dañar a otros órganos.

